Una mañana de verano, por la puerta principal de ese bello Hotel, entró un hombre alto, trajeado, de tez morena, se acercó a la recepción y dijo:
_Disculpen la molestia, requiero de su apoyo, no he comido en dos días. ¿Podrían ayudarme?
Una de las mujeres que estaba allí alzó la mirada y lo vio; el hombre tenía un semblante muy triste, agotado y su rostro lucía lastimado.
Le ofreció un vaso con agua mientras el señor explicaba que lo habían asaltado y golpeado cerca de la carretera a unos kilómetros de allí. Él llegaba de otro Estado a buscar a su exesposa y a su familia.
Era un momento de tristeza, sorpresa, coraje, impotencia. Sin embargo, por un instante sonrió al beber el agua fresca.
De tristeza porque la vida del señor en ese momento era un abismo profundo donde no veía la luz con todo lo que pasó, lo golpearon, lo dejaron sin nada y ahora tenía que buscar a su familia.
Entonces la mujer mayor preparó un té caliente. Se dirigió a la cocina para pedir al chef un pan; él con gusto se incorporó y preparó un sándwich que fue entregado a aquel hombre de tez morena.
Cuando le dio la primera mordida dijo: “Es el sándwich más rico que haya probado en mi vida”, mientras una lágrima rodaba en su mejilla, agradeció profundamente.
Tenía mucha hambre, de modo que cualquier cosa la podía disfrutar. Y luego vio una luz donde pudieron apoyarlo con lo que se podía con el hambre que sentía, y más que nada se sintió escuchado por la mujer joven y ella sintió por un momento alegría de poderlo apoyar.
_Disculpen -dijo con un nudo en la garganta: Soy abogado con doctorado y mírenme.
No pudo contener el llanto y repitió: “Disculpen, los hombres también lloramos»
_Claro somos humanos. Le contestaron.
_Y recuerde todo esto es temporal.
El hombre se apartó sin poder decir nada. Salió por la puerta grande, con un toque de alegría en su cara.
Esta anécdota nos deja la enseñanza de Cómo un momento de la vida, te remueve tantas emociones y sentimientos y lo bien que te hace poder dar un poco de ti a los demás.
Cómo llegan a ti personas que jamás vuelves a ver en la vida, pero te dejan tanta reflexión.
Gracias.
